miércoles, 14 de abril de 2010

"Vívelo a Etíope"

Un buen consejo, una palabra de amor, de corazón, de energía positiva y de grandes esperanzas. Un juego de palabras, un juego de vida, una diversión por y para dos. Una mitad, mi mitad, mi media naranja, unas pocas pepitas de la mandarina, la cáscara o el jugo. Tú eliges, en zumo o en gajos. Mil formas de tomar y de probar, dulce y amarga a la vez. La vida, mi vida contigo, siempre contigo.

Las casualidades de la vida me han llevado a vivir mil experiencias en tan sólo quince días. Creo que todos vivimos esas mil experiencias cada día, sólo que parece que cuando marchas lejos de las conocidas, te fijas más.

Aquí el tiempo da para mucho, se aprende desde que te levantas a eso de las 6.30 para ir a correr, si si, he empezado a correr ésta mañana. Hasta que te acuestas por la noche, cuando a las 21.30 no puedes ni con tu alma, decides ver una peli y no das ni para el primer tercio o cuando escoges el libro como compañero de fin de jornada y cada hoja que pasas, pesa como un kilo de cemento. Eso sí, el sueño, ese sueño rural, de campo, con el sonido de las hojas de los árboles agitándose, los grillos cantando y nada más, no tiene precio.
Lo mejor llega al empezar el desayuno, café moreno moreno, té casero y leche de vaca de la granja, añadidos con pan recién horneado y una cantidad de confituras que nublan la mente por no saber cual elegir. Este conjunto carga las pilas, renueva cuerpo y alma y empuja al nuevo día.
Lavados los dientes, las manos y recién peinadita, me dispongo a subir la cuesta que une la misión con el hospital, a penas 100 metros. Un gran descampado en el que para el autobús, hay una fuente donde los niños corren con bidones en las manos para llenar de agua y llevar a casa, los “assistance” ó familiares de los enfermos, charlan, se encuentran y te encuentran a ti, el faranji, la blanquita que cruza con el sol a la espalda, las gafas, los zapatos nuevos y el ordenador en la mochila. ¿Cómo no van a pedir dinero o “caramela”? ¿Cómo no van a ver que sus pies de 5 dedos al igual q los tuyos, van descalzos? ¿Cómo no sentirse pesado y egoísta a su lado?

Transcurridos 3 minutos, cambiada a pijama por cortesía del HSC y del HCSC, me dirijo a la Surgical, la casa de todos, mi nuevo hogar, mis 21 camas libres de espíritu, frágiles ante tus manos, cedidas a la suerte, al destino o a la casualidad.
Allí me aguardan los negritos, sus abrazos, besos y sonrisas, no hay pena ni nostalgia al ver sus caras, al sentirte una más, al contar contigo para todo, al ver que sale, todo sale, que las responsabilidades son las mismas que en el viejo mundo. La diferencia y punto a favor para los locales es la comunicación, no hay clases, son iguales, se lo cuentan todo, nadie es más que nadie.
La limpiadora veterana, con sonrisa permanente, corta rosas, adorna la sala y alivia el picor de las pulgas y la pena de los tuyos con un abrazo y un sobeteo de pelo.
El enfermero con más tablas, paciente y honrado. Satisfecho de su equipo e ilusionado con lo nuevo, padre de 4 hijos, su máxima aspiración es que todos estudien.
El joven con nombre de bebé en Oromiña, que se le olvida el inglés cuando estas delante y que siempre busca la broma, arranca la sonrisa de los suyos y disfruta con su móvil con radio.
Qué decir de la madre soltera, encargada de los jabones y la lejía, invita a los extraños a su casa para darles de comer, vease Easter Fest, y con cuerpo de Top Model, ¿Qué no decir de ella?
Las chicas, trabajadoras dentro y fuera, jóvenes, no más de 25, dicharacheras y alegres, renegando de ser llevadas a la fuerza con un chico que no les gusta. Aprendiendo de los mayores y sirviéndose siempre las últimas el té.

Así es el equipo, forjado en la comunicación, el cariño y la ilusión por aprender. Siguiendo el famoso: “lo siento, perdona, te amo” veo que se llega a cualquier parte del mundo.

Tras mi llegada a la Surgical por la mañana comenzamos a trabajar en equipo, haciendo camas, curas y preparando los quirófanos a la vez. Cada uno se dedica a una cosa pero formando parte de un todo, es divertido y reconfortante.

Lo mejor que depara la mañana en el Tea time, break de descanso para todo el personal, a la vez y con buen ambiente, la pequeña de la cuadrilla calienta el agua en una tetera con muchas historias que contar, se coloca sobre una resistencia que alguien dejó de lado del estrecho para allá. Se calienta hasta hervir, se añade un puñado generoso de azúcar, que no falte la cara dulce de la vida, un par de cucharadas de esencia de té y una ramita de hierbabuena recién cogida del huerto. Ya huele, lo siento, las tazas preparadas, la cuchara comunitaria y el plato con 8 raciones de pan. Pan casero, de miga gorda, dorado al horno de leña, a fin de cuentas, bollo de pan. Que el pan no falte, es otro de nuestros lemas.
En ese momento, sólo se oye el sorber de la taza, las mandíbulas masticando y una infinidad de “ammm”, agradecidos, disfrutando y saboreando de ese momento mágico de la mañana.

Prosigue el día con medicación, nuevas admisiones y personas con difíciles casos….Cada caso….
Todos sabemos que no hace falta desplazarse de la comunidad de vecinos a la que pertenecemos para cuidar, curar y asistir. Pero no se por qué o cómo, tal vez la distancia, el idioma, la cultura, la piel, el amor por todas las esquinas o Dios sabe el qué, hay cosas que penetran más, que te hacen reflexionar, valorar lo que eres, de aquello que te quejas o discrepas.
El caso de Z, mujer de 25 años de edad mastectomizada del lado derecho, si he dicho bien 25 años, una sonrisa de oreja a oreja, un esqueleto de 40kg de peso, unos ojos profundos, llenos de miedo, alegría y pavor. La herida no termina de cerrar, no hay nada por encima del músculo, no glándulas, no pezón, no, no,no…nada. El corazón late a mil por hora, los ojos se empapan, sonríe y te aprieta del dolor que siente cada vez que el suero frío que cae a chorro sobre lo que se asemeja a su piel le acaricia. Tiene miedo, no lo dice. Sonríe, choca la mano, te abraza, sientes su vida en ti, le quedan fuerzas, muchas fuerzas, tantas como para tener que afrontar el otro lado. El otro pecho, afectado hasta la axila, también va a ser quitado.

Insisto, no hay que mirar más que a nuestro alrededor para ver que hay gente que nos necesita. Mirar a los ojos y decir lo importante que es el apoyo de una persona de confianza en los momentos duros, a uno le hace más fuerte.

El día sigue con el lunch time ó hora de la comida, desde la 1 de la tarde a las 3.30, rato que procuro aprovechar para escribiros, leer el correo y preparar las clases que me quedan para estos meses.

Este es un gran momento en el día, se me saltan bastantes veces las lágrimas, si no es porque os veo por la camarita, es porque he recibido bonitas palabras, imágenes o huecos privados en el caralibro. Todo ello aliñado con la nostalgia de no sentiros aunque si leeros, y muy agradecida, hace que se torne duro, pero compensa.
Tengo muy bien asentadas mis raíces, eso me permite poder crecer de manera robusta, rápida y firme, abriendo cada uno de mis brazos hacia una dirección, asentando conocimientos y emociones, buscando el sentido y la trayectoria del sol, ese sol que nos une, nos comunica y que es común a todos. El sol y el amor están tremendamente relacionados, más de lo que ellos piensan, son universales, mantienen a la humanidad despierta y permiten moverse a las personas.

Seguir el camino que muestra el sol, en él está el amor esperando, ayudando y explicando el por qué de las cosas.

jueves, 1 de abril de 2010

I'll never walk alone

¿Qué no decir para estos nuevos momentos?
Lo primero, repletitos de sensaciones: gente nueva, nuevas sonrisas, colores y olores.
Las comidas diferentes, por el día arroces, pasta y pollo, por las noches sopas y restos. Así es la austeridad de una misión, cargadita de gente no practicante pero con la misma buena intención de ayuda y colaboración.
Si he de ser sincera, lo de vivir en la asuteridad me reconforta, añoro todo lo que tengo en Madrid, pero como dice una compañera residente en Valencia, lo de allí está allí. Debo de empezar ha preocuparme por lo de aquí, por mí aquí y por la labor, bonita y complica al mismo tiempo, q desempeño en cada momento.
I'll never walk alone es mi nuevo lema, gracias a mi tío querido, al cual admiro y abrazo con cada frase que escribo. Es cierto, me he venido con tod@s vosotr@s, os llevo en cada respiración y paso, en cada momento de bajón y de alegría, q sinceramente cada vez hay más de los últimos.
Mismamente, ayer tarde estuve aprendiendo y enseñando alfabeto, el Oromo, dialecto del Arábico, es muy muy parecido al castellano. Parece que no me este costando demasiado aprender las palabra básicas, galatoma (gracias), akam jirtaa (buenos días), tai tai (sientate) y alguna más.
Además el inglés, ese desconocido para mí, cada vez más practicado y entendido por ellos, cosa q me congratula, al más puro estilo informal.
Sin descartar, ni olvidar el italiano, el 60% de gente en la misión es italiana, algunos hablan algo de inglés pero los q menos, asiq come si come sa, prego parlare italiano.
Sin más tiempo q poderle dedicar por ahora, gracce, thanks, galatoma y mil gracias por todo el amor q siento cada noche al acostarme al levantarme y al dar cada paso q doy entre ésta nueva gente con el apoyo de los q tengo siempre.